EL ROL DE LA MUJER EN LASCIVILIZACIONES SUDAMERICANAS

Los países que componen América del Sur son enormemente diferentes entre sí en términos de cultura,
tradiciones específicas, inflexiones lingüísticas (o lengua) y situación política.
A pesar de esto, sin embargo, se pueden encontrar algunos elementos comunes.
Uno de ellos es el compromiso con el que las mujeres sudamericanas luchan para que se les reconozcan
sus derechos.
El flagelo de la violencia contra las mujeres está generalizado en todo el territorio examinado. Además
de la violencia ejercida sobre el cuerpo femenino, otro problema que las mujeres encuentran en una
sociedad como la sudamericana es el racismo.
De hecho, no es casualidad que sean precisamente las mujeres miembros de las comunidades indígenas
las que con mayor frecuencia sean las víctimas, tanto por parte de los blancos o mestizos como de los
propios indígenas.
En una sociedad en la que tener rasgos somáticos indígenas representa a menudo un problema de
acceso a las estructuras y al mundo del trabajo, ser una mujer con rasgos distintos a los “blancos”
significa no sólo tener poca o ninguna posibilidad de ascenso social, sino también corre el riesgo de ser
víctima de una violencia brutal e injustificada.
De hecho, las mujeres sudamericanas pueden presumir de una larga historia de lucha por sus derechos y
los de quienes las rodean.
Se comprometen a partir de la participación activa en los movimientos de liberación, en las marchas
contra el fenómeno de las desapariciones forzadas y en la protección de los derechos de los seres
humanos, las culturas y los territorios.
Sin embargo, no es raro que activistas de derechos humanos o medioambientales paguen con su vida su
compromiso.
Los informes sobre personas asesinadas por su trabajo en el sector social se han sucedido durante años
en todo el subcontinente.
Las mujeres socialmente comprometidas o líderes de comunidades indígenas suelen ser objeto de una
violencia diferente a la reservada a los activistas masculinos: mientras que estos últimos son objeto de
desapariciones forzadas, las líderes femeninas son con mayor frecuencia víctimas de violaciones,
torturas y amenazas sexuales; además, el objetivo no es sólo castigarlos, sino también dar una
advertencia a toda la comunidad.
Desafortunadamente, este fenómeno continúa hoy, a pesar de los grandes avances que estas naciones
están dando hacia la estabilidad económica, política y social.

Se espera que en el futuro la situación mejore aún más.

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